jueves, 4 de diciembre de 2008

APORTES DE NUESTROS COMPAÑEROS DE LA RED: RELACIONES DE GENERO



En este espacio vamos a reescribir algunos aportes de nuestros compañero caminantes de la red. Esperamos que sirva para la reflexión comunitaria y desafio en nuestro trabajo para el Reino de Dios

Roberto Flores
Rdc PERU

El Enfoque de Genero: Visibilizar para transformar
Mg. Carmen Mollo G
Socióloga, Comunicadora y Líder Eclesial.

Es parte ya de nuestro vocabulario el uso del término GÉNERO para cuando se intenta describir el posicionamiento, las relaciones, las condiciones de hombres y mujeres en un contexto social determinado. Sin embargo no es un concepto nuevo, su uso data desde 1955, cuando el antropólogo John Money propuso el término "papel de género" (gender role) para describir el conjunto de conductas atribuidas a las mujeres y los varones; posteriormente en 1968 el psicólogo Robert Stoller en sus estudios sobre los trastornos de la identidad sexual estableció más claramente la diferencia conceptual entre sexo y género al utilizar el concepto de "identidad de género" (gender identity) en sus investigaciones.

En la década del 70 el feminismo impulsó el uso de este concepto para enfatizar que las desigualdades entre mujeres y hombres son socialmente construidas y que no provienen de una diferenciación biológica, demostrando que las características consideradas femeninas son adquiridas por las mujeres mediante un complejo proceso individual y social, en lugar de derivarse naturalmente de su sexo biológico, debatiendo así la sustentación de la inferioridad de la mujer en las sociedades patriarcales.

Es en los años 80, que comenzó a ser utilizado como categoría de análisis por diversas disciplinas de las ciencias sociales, siendo útil para delimitar con mayor precisión cómo la diferencia (biológica) se convierte en desigualdad (económica, social y política) entre mujeres y hombres, colocando en el terreno simbólico, cultural e histórico los determinantes de la desigualdad entre los sexos.

El mundo social está lleno de significaciones, como seres sociales estamos inmersos dentro de una cultura que nos transmite toda una serie de ideas, sentimientos, y conocimientos de la realidad que vivimos y que determina nuestra acción como sujetos pertenecientes a un contexto específico. Aprendemos a conducirnos según las reglas y normas establecidas socialmente, y así posteriormente también transmitimos a generaciones nuevas todo este bagaje cultural.

Género, entonces, es un concepto que se refiere a la construcción simbólica que elabora la sociedad y que alude al conjunto de atributos socioculturales asignados a las personas a partir de su sexo y que convierten la diferencia sexual en desigualdad social. La diferencia de género no es un rasgo biológico, sino una construcción mental y sociocultural que se ha elaborado históricamente. Por lo tanto, género no es equivalente a sexo: el primero se refiere a una categoría sociológica y el segundo a una categoría biológica.

La perspectiva de género, dentro de las ciencias sociales, surge como una herramienta conceptual y metodológica necesaria para el estudio de las mujeres y los hombres. Se trata de un enfoque que permite conocer y entender mejor sus identidades personales y sociales, así como las modalidades en que ambos géneros se comportan dentro de las intrincadas y complejas estructuras que las sociedades han creado para su funcionamiento.

Asumir esta perspectiva en el análisis de la relación Hombre –Mujer, facilita develar una desigualdad prejuiciosa que coloca a la mujer en situaciones de sub ordinación por solo el hecho de ser mujer, en el plano social, económico y político, e identificar las situaciones de concentración de poder que la sociedad adjudica al hombre. No obstante también posibilita la valoración de las identidades de cada persona, al margen de su determinación biológica, reconociendo a cada cual en su calidad de ser humano con todas sus potencialidades que muchas veces son limitadas por un condicionamiento social que adjudica roles masculinos y femeninos como parámetros al cual los individuos deben sujetarse.

Reconocemos una diferencia biológica y sexual, hombre – mujer, pero diferencia que no significa ni sustenta la primacía, el poder, la desigualdad entre ambos, muy por el contrario significa una complementariedad, con iguales potencialidades y derechos de desarrollo integral y pleno. Recomponer estas relaciones parte por restaurar estos desencuentros construidos socialmente, valorando las identidades, estableciendo acciones y políticas que atienda las desigualdades históricas que han condicionado las vidas de hombres y mujeres, y promoviendo igualdad de oportunidades y de desarrollo en equidad.
Ya no hay judío ni griego;
no hay esclavo ni libre;
no hay hombre ni mujer,
porque todos vosotros sois uno
en Cristo Jesús
Gálatas 3:28

Mag. Carmen Mollo
Sociologa

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